Las nuevas competencias de la era digital

Las nuevas competencias de la era digital

De un tiempo a esta parte, se habla cada vez más de nuevas competencias de la era digital. Habilidades sin las que parece imposible transitar con éxito en un entorno de cambios continuos y acelerados. Los diccionarios de competencias de muchas compañías, se están actualizando con un loable propósito de adaptación.

Esta adaptación, a veces trae confusiones. Parece conveniente diferenciar qué son las competencias digitales en sí, qué son las vertientes digitales de competencias tradicionales y qué son conocimientos relacionados.

Resiliencia, flexibilidad, comunicación, curiosidad, aprendizaje, sentido crítico, apertura a la diversidad, emprendimiento y otras similares son competencias que están «de moda». Son nuevas competencias sobre las que parece haber consenso: son absolutamente necesarias para tener éxito profesional en el nuevo mundo digital al que nos adentramos cada vez más.

Renombrar conceptos de moda

Pero, bien pensado: ¿Qué tienen esas competencias de nuevas? ¿Qué tienen que ver con lo digital? Conviene pararse en este asunto para minimizar el riesgo de que nos pase algo que sucede muy a menudo: poner nuevos nombres a viejos conceptos y tener la ilusión de que con ello, nos adaptaremos mejor a unas nuevas circunstancias.

Cuando hacemos esto, no nos adaptamos en absoluto a una nueva realidad. A lo sumo, construimos una imagen, pero poco más. Puedo decir “conectarme a una call”, «cuidar el engagement» o «empoderar». Es igual como lo diga. Si no cambio conductas, las habilidades de comunicación, la capacidad de generar compromisos y la delegación, van a permanecer igual.

Si de verdad queremos pensar de manera útil en nuevas competencias de la era digital, aquellas con las que trabajar mejor en éste nuevo escenario, lo recomendable será tratar de averiguar qué cosas son importantes, de qué naturaleza son y cómo las vamos a definir. Con ello podremos meternos después en lo que de verdad nos interesa: cómo las vamos a medir y qué podemos hacer para desarrollarlas.

Como es sabido, conviene que cada compañía defina qué es importante en su caso concreto y construya su propio diccionario de competencias. Ello es compatible con que tratemos, de forma genérica, tres diferentes facetas que en cualquier empresa pueden ser de aplicación. Esta diferenciación nos puede ayudar a poner luz en este asunto: competencias propiamente dichas, competencias digitales y conocimientos.

Competencias

Estamos hablando en este apartado de competencias propiamente dichas. Es decir, características personales a las que se asocian comportamientos que a su vez, conducen a desempeños exitosos en un trabajo. En este campo, las nuevas formas de relacionarse y trabajar traen lógicamente novedades. A veces se añaden, otras se sustituyen y sobre todo, se modifican, algunas competencias tradicionalmente consideradas importantes: liderazgo, trabajo en equipo, orientación a resultados, orientación al cliente, gestión del cambio, planificación, etc.

En referencia a las competencias propiamente dichas, la recomendación sería de revisión, actualización y síntesis.

  • Revisión: porque es posible que haya competencias que antes fueron importantes y pueden estar perdiendo peso. Y viceversa. Un ejemplo: la planificación (y su enfoque asentado gráficamente en un teorema de Gantt), ha evolucionado y nos sirve de poco en entornos de metodologías ágiles. Otro ejemplo: el sentido de la disciplina con la jerarquía, que cambia en un entorno de organigramas más líquidos. Otro ejemplo: la capacidad de aprendizaje, que siempre fue importante, pero ahora es esencial.
  • También es muy importante aplicar una revisión en el sentido de evitar que un nuevo diccionario «ajustado a la moda», nos haga desviar la atención y perder de vista algún componente de la triada competencial principal: cliente/resultado/equipo. A estos tres apartados podremos añadir cosas, pero cuidado con quitarlas. En el último año me he topado con dos diccionarios en los que, en uno, no había absolutamente ninguna mención al logro de resultados, en el otro, no existían los clientes.
  • Actualización: El mundo digital trae nuevas formas de relacionarnos y nuevos canales de comunicación. No es lo mismo visitar clientes que atenderles por la red. No es lo mismo dirigir una reunión en una sala que liderar un proyecto con equipos remotos. Tampoco es igual conducir una sesión de formación presencial, que hacerlo online. Novedades así, traen naturalmente una evolución de competencias tradicionales, añadiendo nuevas conductas y dimensiones a muchas competencias.
  • Síntesis: Ante la aparición de nuevos conceptos, no siempre conocidos, se corre el riesgo de elaborar diccionarios de competencias no tan sintéticos como deberían, que pierden parte de su sentido y utilidad. Ese querer “abarcarlo todo”, a menudo lleva a confusión y se produce un efecto contrario al deseado. Recuerdo un caso, conocido recientemente, en el que una empresa tiene definidas como competencias genéricas un número demasiado elevado. Así, considera diferentes en su diccionario la “innovación”, la “transformación” y la “gestión del cambio”. En un caso como ese, se producen solapamientos que hacen difícil trabajar de manera útil la medición y el desarrollo de esas competencias en personas de carne y hueso.

Competencias Digitales

Son aquellas que nos van a ayudar a desenvolvernos mejor en un mundo en el que es cada vez mayor el uso de tecnologías de la información y la comunicación y más específicamente, de internet.

Aquí caben muchas cosas y surgen cambios a diario, pero precisamente por eso conviene darles un orden. Yo creo que ayuda englobarlas en las cinco grandes áreas definidas por la Comisión Europea en DigComp, un marco detallado precisamente para el desarrollo de la competencia digital de los ciudadanos en Europa:

  • Búsqueda y gestión de información: ante el océano informativo en el que se ha convertido la red, para más ende, plagado de falsedades de diferente naturaleza.
  • Comunicación-colaboración: ante la necesidad y realidad creciente de relacionarse con personas de manera no presencial.
  • Seguridad: ante los tremendos riesgos de seguridad informática que implica estar en la red.
  • Creación de contenidos: ante la conveniencia (para muchas posiciones profesionales) de ser algo más que espectadores pasivos en este terreno.
  • Solvencia técnica: ante la aparición de dificultades con los dispositivos y plataformas que estemos utilizando. Todos sabemos el valor y la utilidad de “apagar y volver a encender”, pero conviene ir más allá en la capacidad de resolución de cuestiones técnicas, si hay tanto dependiendo del buen funcionamiento del canal.

El propio marco de la Comisión desglosa estas grandes áreas con más detalle, como nuevas competencias de la era digital, y pueden ser de ayuda para definir el caso concreto de cada compañía.

Conocimientos

Pese a su importancia y su foco exclusivamente digital, no pensemos que son suficientes y engloban todo lo que llamamos nuevas competencias de la era digital. Según qué casos, vamos a necesitar añadir una serie de conocimientos.

Emergen una serie de tecnologías y conceptos de los que no nos podemos mantener al margen, porque están en el centro de la empresa, dando sentido a un número creciente de negocios y modos de gestionarlos. Tales son por ejemplo Blockchain, inteligencia artificial, cloud computing, internet de las cosas, data mining y un cada vez más largo etcétera. Su desconocimiento implica, cuando menos, pérdida de oportunidades.

Estará en la responsabilidad de cada cual la obligación de adquirir conocimientos relacionados. A veces, de manera más superficial y otras, como expertos; ello dependerá de  la misión que cada cual tenga en su puesto. Estará en el interés y también en la responsabilidad de cada empresa, articular los medios encaminados a facilitar que sus colaboradores adquieran dichos conocimientos. Mal asunto si se les deja solos en este propósito.

Con las competencias a incluir en un diccionario, recomendaría lo que con los criterios a la hora de tomar una decisión: conviene asegurarse de que están todas los que son y de que son todas las que están. Y aglutinarlas, dentro de lo posible. ¿Está pasando eso con el diccionario de competencias de tu compañía?

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